Un numeroso grupo de familias se reunió para disfrutar de una tarde llena de ritmo y tradición. Estuvo organizada por la subárea de Tercera Edad de la secretaria de Discapacidad. Ofrecieron charlas informativas sobre el trabajo con los alumnos.
Como ya es costumbre muchos sábados, hubo mateada inclusiva en el Centro de Equinoterapia de La Pedrera. La jornada comenzó con una charla explicativa sobre el trabajo que se realiza de lunes a viernes, destacando la importancia de esta actividad como tratamiento terapéutico.
La equinoterapia utiliza los movimientos de un caballo para lograr respuestas deseadas en personas con discapacidad, mejorando su coordinación y control de movimientos. El proceso comienza con el contacto personal entre el caballo y los jinetes, pasando tiempo de ocio juntos y estableciendo una conexión emocional. Durante las clases, los niños experimentan diversión y placer al montar a caballo, lo que aporta soluciones a problemas de aprendizaje.
Es una actividad que aumenta la motivación, estimula la afectividad, mejora la atención y concentración, y desarrolla la sensibilidad táctil, visual, auditiva y olfativa. Este enfoque terapéutico innovador ofrece esperanza y apoyo a niños con discapacidad, brindándoles herramientas para superar desafíos y alcanzar su máximo potencial.
Jesús Ordoñez, de la escuela de equinoterapia, presentó una variedad de proyectos de carpintería, incluyendo caballos, perros, rompecabezas y móviles de madera. Los alumnos realizan un papel activo en el proceso creativo, contribuyendo con dibujos, pinturas y lijados. Esta colaboración no solo fomenta la creatividad, también estimula la motricidad y el desarrollo cognitivo a través de la manipulación de materiales y la expresión artística.
Los más chicos, siempre curiosos quisieron ir a las caballerizas. Los encargados les mostraron el lugar donde duermen los caballos, rastrillaron y acomodaron sus establos, porque así aprendieron que era su lugar de descanso.
En el salón principal hubo baile folclórico con la Academia “Destino Danza”, que deleitó con gatos, zambas y chacareras al público que acompañó con las palmas. Tres parejas de la academia “El Bandoneón” tomaron luego el escenario para presentar un apasionado baile de tango, interpretando “Fueron tres años”, de Argentino Ledesma, “Café Domínguez” y “Loca”.
En el cierre volvió el folclore, esta vez con el grupo juvenil que bailó un cuadro estilizado, dirigido por la profesora Marisa Gallardo.
La música del tango y el folclore llenaron el ambiente, llevando a los presentes en un viaje a través de la riqueza cultural de nuestra región. La energía y la pasión de los intérpretes contagiaron a todos, creando un momento inolvidable. Fue una tarde para compartir con seres queridos y crear nuevos recuerdos.
Rosa Baigorria, jefa de la subárea Tercera Edad, expresó su satisfacción con el evento, destacando la concurrencia y el entusiasmo del público “Estoy muy satisfecha con la mateada, vi mucho acompañamiento, así que estoy feliz”, comentó sonriente.